Como ya contamos en nuestra anterior entrada, Esquerra Republicana de Catalunya fue una unión entre Estat Català, el Partit Republicà Català de Companys y L’Opinió. El partido pronto constituyó una organización juvenil para tomar las calles, como se estilaba en aquella época, las Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català, que se componían en escuadras. El partido y sus juventudes imitaban a las de otras fuerzas nacionalistas de otras naciones, sobre todo al nazismo alemán (¿Estoy diciendo con esto que los nacionalistas catalanes apoyan al nazismo? Absolutamente, no, pero sí al partido nazi de esa época; recordemos que Hitler aún no estaba en el poder). Camisas color oliva, banderas negras acompañan a las juventudes catalanas.
En 1932, haciendo propaganda del movimiento de Hitler, es entrevistado el Dr. K. Corff por La Nació Catalana en su número del 26 de septiembre de 1932. El nazi afirmaba que su partido “conocía” que los catalanes eran racialmente diferentes de los españoles y definía a los judíos como enemigos del nacionalismo catalán.
Desde entonces, habrá contactos entre Nosaltres Sols! (que pertenecía a Estat Catalá, es decir, a Macià, con jerarcas nazis). En un mundo que parecía abocado al triunfo del fascismo, los independentistas catalanes no querían desestimar la oportunidad para independizarse, la cual ya habían desaprovechado en la I Guerra Mundial, cuando Irlanda consiguió liberarse del Reino Unido.
En las publicaciones de Nosaltres Sols!, se refleja el influjo fascista; además de los artículos claramente en favor de las aspiraciones revisionistas de Hungría y Alemania, presentándolas como consecuencia lógica del “principio nacionalista”, defendía la superioridad racial de los catalanes sobre los “africanos” españoles. “Se puede considerar el español como un elemento de la raza blanca en franca evolución hacia el componente racial africano semítico”(…). La inmigración supondría en Catalunya un peligro de contagio del carácter gandul y pro-africano español.
En 1933 los “escamots”, las escuadras de los jóvenes de Esquerra, combatían las huelgas anarquistas, boicoteaban mítines de otras fuerzas políticas, sobre todo de la Lliga, y asaltaron la redacción de la revista satírica El Bé Negre, que los criticaba. En octubre de ese mismo año, organizaron un acto de estética nazi en el estadio de Montjuic. Las juventudes de l’Estat Català provocaron, incluso, el rechazo de otras corrientes dentro de ERC.
El 24 de octubre de 1933, el diputado en el Parlament Joan Lluhí i Vallescà les acusó de ser “Una organización fascista (…) según mi criterio se trata de una manifestación fascista y un ataque a la democracia”. Los jóvenes de Esquerra han sido calificados de fascistas por historiadores tan importantes como Gabriel Jackson y Hugh Tomas.
Uno de los primeros jefes de las escuadras de las juventudes de Esquerra fue Josep Dencàs, que más tarde huiría a Italia, donde sería encarcelado y después liberado por el Conde Ciano, yerno de Musolini. Dencàs, que sería preguntado por Stanley G. Payne sobre si era fascista, contestó: ¿Soy comunista? ¿Soy fascista? Yo mismo no lo sé. De lo que me doy cuenta es de que toda política, para triunfar, necesita mover fuerzas jóvenes, darles una mística, una disciplina y llevarlas al terreno de la acción (…). Quiero huir de los moldes viejos del republicanismo, no quiero entrar en los moldes -inéditos en nuestro país pero viejos en otros países- de la dogmática marxista, para formar un movimiento político joven y ardiente sostenido sobre dos principios fundamentales: nacional-socialismo”.
El ala más nacionalista de ERC fue a parar a la entidad Palestra, fundada en 1930 y presidida por Pompeu Fabra i Poch. Estos asistieron al Congreso de Nacionalidades Europeas, ya bajo influencia de la Volkstumspolitik nazi. A mediados de 1934, por medio de su “Oficina de Relacions Internacionals”, en ocasiones aparece cumpliendo el papel auxiliar de informador sobre la cuestión catalana para la diplomacia nazi, asumiendo la posición del ala nacionalista de Esquerra.
De esos contactos preliminares, se pasaría en poco tiempo a la petición de ayuda directa: en junio de 1935, Manuel Blasi visita Alemania y elabora en Hamburgo un memorándum que entrega en el Ministerio de Propaganda del III Reich, contemplando las posibles ventajas mutuas que surgirían de una colaboración efectiva entre Alemania y el separatismo catalán.
Aunque el memorándum quedó sin respuesta por la parte alemana, presentaron un nuevo proyecto ampliado en el consulado alemán de Barcelona en mayo de 1936 que fue, a su vez, transmitido por el cónsul al Auswartiges Amt, considerándolo digno de ser tenido en cuenta, por ser los separatistas catalanes una fuerza “con la que se tendrá que contar en el futuro”.
En dicho memorándum, se alaba “el paso dado por Alemania, reconcentrándose en sí misma y buscando entre sus propios valores los reactivos que la levantaron de la postración en que la dejó el Tratado de Versalles“, lo que “constituye un estímulo para las Patrias todas del mundo, pequeñas y grandes, pero auténticas” (…) “Una Cataluña libre, representaría para Alemania, si no estuviera consumado, un paso definitivo en el desmoronamiento de Francia y la existencia de un país amigo en el Occidente Mediterráneo”.
Estos jóvenes eran llamados el “Fascio de Macià”, sin embargo, Companys, que en primera instancia pertenecía al lado republicano pero no separatista de ERC, no tenía buena sintonía con estos a los que llamaba “Boy Scouts”. Tras el fracaso de la República Catalana en 1934, Estat Catalá había quedado enfrentado a los hombres de Companys que se apoyarían en los anarquistas.
El 28 de abril de 1936, los anarquistas asesinaron a Miquel y Josep Badia, militantes históricos de Estat Català a los que Companys había señalado (junto a Dencàs) del fracaso de la República Catalana. De hecho, incluso en la sesión del 5 de mayo de 1936 del Parlament, Companys consiguió que se responsabilizara oficialemente a Dencàs.
Sobre los hermanos Badía escribiría Josep Benet, en Memories. De l’esperança a la desfeta, que su asesino fue un pistolero de la FAI llamado Justo Bueno. Sin embargo, en primera instancia, trataron de culpar a miembros de la Falange, cuestión que, al parecer, nadie creyó en el mundo nacionalsita.
Una vez iniciada la Guerra, los anarquistas asaltaron la sede de Estat Català (Dencàs huiría de nuevo a Italia) pero todo no acabó ahí sino que, desde Estat Català, se gestó la idea de dar un golpe contra Companys. Durante toda una semana, el Diari de Barcelona hizo un llamamiento a los hombres de Estat Català para la movilización, consiguiendo mil hombres que no lograrían alcanzar su plan.
Con la dictadura, ERC pasaría de los 70.000 militantes que tenía antes de la Guerra a una cantidad mucho menor, pues la mitad se exilió y una cuarta parte fue encarcelada, ejecutada o murió en la Guerra Civil. ERC pasa a la clandestinidad. Algunos dirigentes se exilian en Francia, donde también se instala el gobierno en el exilio, presidido por el dirigente de ERC, Lluís Companys.
Un año después, los nazis alemanes ocupan Francia y la Gestapo detiene a Lluís Companys a petición del gobierno de Franco, quien en octubre es fusilado en el Castillo de Montjuic. En 1943 cientos de militantes de ERC, exiliados en Francia, pactan con representantes del general Charles de Gaulle su incorporación a la Resistencia Francesa para combatir el nazismo. Josep Irla será Presidente hasta que fallece en 1958 y Josep Tarradellas el presidente en el exilio.
El 11 de septiembre de 1964, ERC lidera, junto a otros grupos, la organización de la primera manifestación antifranquista que, desde el fin de la Guerra, tiene lugar en Barcelona. Tras la muerte del dictador, ERC fue el último partido catalán en ser legalizado. Si Tarradellas había sido la cara amable de ERC y gran cooperador para que llegara la Transición (acusado de traidor por los separatistas), el nuevo President de ERC, Heribert Barrera, representaba el lado más negativo del partido, profundamente racista y xenófobo, dejando para la posteridad declaraciones tales como: “La inmigración es la principal amenaza de Catalunya, conseguimos superar las oleadas de andaluces, pero ahora el catalán está en peligro. A mi me gustaría una catalunya como la de la República: sin emigrantes”, “Se merece más respecto un asesino de ETA que un delincuente común, ya que el etarra mata por convicciones nobles, no por dinero”.
Con Barrera como candidato, ERC se presentó a las elecciones autonómicas de 1980, consiguiendo algo menos del 9% de los votos. Cuatro años más tarde, el racista y xenófobo líder de Esquerra conseguiría el 4,4% y cinco escaños.
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